Aún tengo yo en mi recuerdo
sabores de aquella infancia,
difíciles de olvidar,
era el pollo que me hacía
la Anita de Cantonal.
Este era un pollo estofado
que mi madre preparaba
casi todos los domingos
cuando volvía del mercado.
Yo no sé lo que le hacía,
lo he tratado de imitar
pero por más que lo intento,
ese sabor que tenía
no lo consigo sacar.
Sé que el pollo troceaba
y luego lo sofreía,
y después de retirarlo
un sofrito preparaba.
Una cebolla en Juliana,
una hoja de laurel,
unos ajos picaditos,
luego añadía tomate
sal y pimienta también.
Una vez hecho el sofrito
dejaba el pollo caer
y añadiéndole el vino,
lo dejaba así cocer.
Lo ponía a fuego lento,
la salsa se iba trabando
y el olor que desprendía
aun lo sigo recordando.
Ese sabor que tenía
no lo consigo olvidar
y ya ni que decir tiene,
si era pollo de corral.
Este era el pollo
que hacía
la Anita de Cantonal.
Javier Martinez Romero